¿Cómo hacer que mi hijo sea más obediente?

Aunque ya escribí hace un tiempo sobre lo importante que es con los niños el refuerzo a corto plazo porque lo niños no tienen capacidad para concentrarse en una meta a largo plazo.
Muchas veces, pecamos a la hora de hablar con los niños pensando que son “miniadultos” hay que tener en cuenta que los niños funcionan de manera diferente a los adultos, aunque muchas veces te venga a la cabeza “ahí mi chiquitin@ que se ha hecho mayor”. Al igual que cuando hablamos con los bebes modificamos nuestro vocabulario ¿por qué nos dirigimos un par de años después a los mismos niños como si ya fueran adultos?


Existen casos especiales, como muchas veces digo la psicología no es una pildorita mágica o la contraseña de ese móvil sin desbloquear que nos ayudará a que, en este caso, nuestros hijos se comporten como angelitos, nos obedezcan... Siempre debemos tener en cuenta que podemos recurrir a profesionales para que nos ayudará con nuestro caso específico.
Ahora voy a hablar de generalidades, mecanismos como el refuerzo a corto plazo que nos servirá a mejorar nuestra comunicación con nuestros hijos.
Una situación muy común es a la hora de poner la mesa cuando le mandamos a nuestro hijo que la ponga, esa es la clave MANDAR. Por las características de los niños por el momento de desarrollo que se encuentran no admiten muy bien este tipo de mandatos. En estas ocasiones debemos cambiar nuestra forma de expresarnos o a caso es lo mismo decir:
-          “Mateo pon la mesa”
-          “Mateo, ¿me ayudas a poner la mesa?
Ambas dicen lo mismo al fin y al cabo quieres que Mateo ponga la mesa pero la sensación que transmite es muy diferente. En el primer caso, estas imponiendo, ordenándole y esto con los menores no es muy correcto. Sin embargo, el segundo le estas dando la opción, el ya lo ve como una decisión propia aunque casi con seguridad va a poner la mesa pero lo ha decidido el (aunque es indirectamente)
Esto pasa lo mismo que si digo que te parece si tu recoges la habitación y yo mientras voy a planchar unas camisetas que te he lavado. Es decir, que el niño vea que no es el único que hace cosas si no que ambos estáis haciendo cosas el uno por el otro. Obviamente, nunca hemos de reprocharle lo que hemos hecho por el por que se puede sentir atacados sobre todo en la adolescencia donde se sienten como el centro del universo y continuamente juzgados. 
Otro motivo de discusión son las comidas, las cenas, las meriendas… Lo mejor en estos casos, ya mencionado en otras entradas del blog, es conjuntamente crear un calendario de comida semanal. Que el menor tenga participación en la elección de los platos siempre dentro de una dieta variada y equilibrada. Con este gesto el menor se sentirá participe en las decisiones de casa, además verá que por comer pescado un día otro va a tener macarrones con queso que le encantan seguro. Lo importante en este gesto es hacerle partícipe, que el vea la distribución de comida donde tendrá días deliciosos y otros menos pero así no se le quedará la sensación de que la mayoría de las comidas no le gustan. Además, también conseguiremos disminuir los comentarios de “¿qué hay de comer?” “¡Eso no me gusta!” Ya que sabemos que tenemos todos los días y pueden hacerse a la idea a lo largo de la semana.


Recuerda que la vida del niño se resume en un juego y se puede jugar a limpiar el baño o a las palabras encadenadas, para todo tenemos tiempo. 

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