¿Cómo sé si necesito un psicólogo?

A diferencia de lo que piensan algunas personas el psicólogo no solo es para aquellas personas que tienen un trastorno o un déficit si no que es para todas aquellas personas que tengan un problema emocional en su vida que puede reducirse a, por ejemplo, una depresión o ansiedad.
El modo de actuar de una persona frente a las diferentes situaciones es algo que la propia persona va adquiriendo a lo largo de su vida. A veces esta respuesta a una situación no es la más adecuada, de ahí la existencia de emociones como el miedo, la tristeza o el enfado. La forma en la que actuamos son conductas aprendidas y todo lo que se aprende se puede desaprender siguiendo un proceso.


Que yo responda a una situación de manera “inadecuada” me genera problemas emocionales. Estos problemas son conductas que impiden que una persona alcance la felicidad y viva preocupado por cosas que le hacen daño. Algunas de estas conductas pueden generar depresión o fobia, lo cual no significa que la persona esté enferma si no que ha aprendido a responder a esa situación de manera incorrecta.
Podemos concluir, que una persona necesita acudir a un  psicólogo cuando ve que responde de manera dañina para ella a unas determinadas situaciones de la vida.
En una consulta de psicología lo que se hace es desaprender estas conductas que nos hacen daño aprendiendo una respuesta más correcta y dotando al paciente de recursos o herramientas para que responda a las situaciones de manera adecuada sin que eso le genere daño o consecuencias emocionales negativas.
El funcionamiento de una consulta es la siguiente:
  1. Primera fase: evaluación donde se extraen los datos más relevantes e importantes que nos ayude a comprender el problema, su origen, desarrollo y el por qué se mantiene en el tiempo. A partir de esta evaluación el psicólogo elabora su hipótesis sobre cuál puede ser la causa del problema y a que se debe que siga presente. Esta hipótesis será compartida con el paciente en la segunda fase.
  2. Segunda fase: terapia. En esta fase el psicólogo enseña al paciente herramientas y recursos para responder de manera adecuada a las situaciones que le generaban un malestar.
  3. Tercera fase: Seguimiento. Toda terapia tiene un seguimiento, tiene lugar cuando el paciente ya ha interiorizado las técnicas es entonces cuando se produce un distanciamiento en el tiempo de las terapias hasta que finalmente desaparecen y el paciente deja de asistir a consulta.



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